jueves, 26 de abril de 2012

La Mayoría cumple mayoría de edad

¿Qué criterio sigues para reservar un hotel? ¿Y un restaurante nuevo?
Si haces este tipo de gestiones on-line en servicios como booking o tripadvisor seguro que como yo, le das mucha importancia a las votaciones de la gente.
Entre dos hoteles candidatos elijo el que mejor ha sido puntuado por la Mayoría. Si uno tiene una puntuación de 4,5 sobre 5 en 900 opiniones, y otro sólo un 4 sobre 5, está claro cual voy a elegir. Y me da igual la publicidad, las fotos o lo bonita que sea la web del segundo. La Mayoría dice que el primero es mejor.
Lo mismo cuando tengo que descargarme una App para mi móvil. Si no tengo claro cual es la que quiero, la opinión de los demás es decisiva.
Y esto mismo sucede en cada vez más decisiones. En muchas más de las que nos imaginamos. Cuando hacemos una búsqueda en Google, las primeras respuestas que encontramos están ahí porque mucha gente ha dicho que, para la palabra que has buscado, esas son las mejores respuestas. Sí, lo ha dicho la Mayoría, no lo ha dicho Google -que sólo ha puesto la herramienta para que esto sea posible. Como comentaba en un post anterior, la Teoría de Enlaces, que alguien ponga un enlace a tu página web es como que alguien te vote un 5 sobre 5.
Los “+1”, los “me gusta”, los retwits, etc, son otra forma de expresarse que tiene la Mayoría.

Lo que quiero concluir con esta introducción, es que la opinión de la Mayoría es decisiva. Siempre lo ha sido, pero sólo hoy, cuando Internet ha cogido una masa crítica es cuando podemos decir que la opinión de la Mayoría es tenida en cuenta. La Mayoría ya tiene mayoría de edad como para poder decidir. Y eso es lo que está pasando hoy día.
Al principio sólo decide en cosas quizá no muy importantes, como elegir en qué hotel me hospedo, qué canción escucho, o qué libro me leo. Pero poco a poco (en realidad muy deprisa) va llegando a cuestiones más críticas, como qué partido voto.

Los estudiosos del tema saben que a medida que Internet cala en la sociedad se produce un efecto positivo al que llaman Long Tail, o Estela Larga, que viene a significar que la oferta es tan grande, variada y accesible, que entre los pocos que destacan no llegan a ser mayoría. Y es cierto. Sin embargo, frente a este hecho sucede otro, provocado por las Mayorías, al que llaman The winner takes it all, El ganador se lo lleva todo.
Un ejemplo: ahora gracias a Internet puede elegir entre más de 200 hoteles en la ciudad donde voy a ir a veranear, sin embargo, hay uno de los hoteles que tiene 4,5 sobre 5 en 984 opiniones, cuando el siguiente tiene un 4 sobre 5 en 38 opiniones y el tercero  un 3 de 6 opiniones. ¿Qué está pasando aquí? Que me fío más de 984 opiniones que de 38, y además le dan mejor puntuación. Ya está. No hay nada que decidir, está claro en qué hotel me voy a hospedar. Sólo si no quedasen habitaciones echaría un vistazo al segundo.
Esta situación obviamente no se da siempre, porque no siempre hay un claro ganador; ahora, como uno empiece a despuntar lo suficiente, se produce lo que yo llamo la distancia de escape, que básicamente es la distancia que tiene que tomar con respecto al segundo, para que se produzca el pensamiento “está claro, no hay duda, elijo este”. Cuando los usuarios tienen claro ese pensamiento, tenemos un claro ganador, y se lo llevará todo. Cuando digo todo, me refiero a todo lo que pueda acaparar. Si puede acaparar todo el mercado, cosa improbable, pues sí, se lo llevará todo. A veces todo no es más que un 60% del mercado, pero en términos globales, eso es un TODO. Como pasó con el iPod.

Mucha gente considera una situación viciada aquella en la que hay un claro ganador que se lo lleva todo. Y podríamos pensar que sí. De hecho, sí, es una situación perjudicial para cualquier ecosistema el que no haya competencia real. Pero no hay porqué preocuparse ahora que la Mayoría tiene la última palabra. Porque con la misma rapidez con que la Mayoría encumbró al ganador, lo destrona y pone a otro. Es así. La opinión de la Mayoría es un torrente de fuerza brutal que todo lo arrastra. Y cuanto más arrastra, más inercia coge. Y además el tiempo corre a su favor (por la evolución de la tecnología, más que nada).

Así que creo que es el momento de empezar a mirar a la Mayoría con otros ojos. Porque aunque los dirigentes nos consideran una manada de borregos a la Mayoría, la fuerza de todos esos borregos es mayor que la de sólo unos pocos ilustrados.
Queda muy poco para que las leyes también se decidan en Mayoría. Todos los días; no una vez cada cuatro años. Y cuando esto suceda, que tiemble la clase política. No digo que vaya a desaparecer, como tampoco va a desaparecer el marketing (que igualmente intenta manipular a la Mayoría), pero sí que va a crearse un paradigma nuevo, donde todo el que quiera, tendrá voz y voto en el rumbo de su nación/país/región/ciudad/comunidad. Tal y como lo tenemos ya para opinar sobre los hoteles, restaurantes, apps, películas o canciones.


1 comentario:

  1. No se puede prohibir la religión, es inútil hacerlo, se inventaría otra forma de distinguirnos para enfrentarnos y claro volverían a amenazarnos con el ‘winner’ y el ‘losers’.

    Y si todo va de conseguir adeptos de los que vivir, empiezo a recordar por qué muchos compañeros estudiaron economía.

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